viernes, 7 de febrero de 2014

Los periodistas que salvaron a Anthony Porter

David Protess llevaba realizando un experimento muchos años. Como catedrático de la Escuela Medill de Periodismo de la Univeridad de Northwestern recibía cientos de miles de cartas. No eran facturas del banco, ni siquiera misivas de sus antiguos compañeros de facultad. Eran mensajes llegados desde el corredor de la muerte, de presos que decían ser inocentes y estar allí por error. Cada año, y con la intención de demostrar a sus jóvenes alumnos la importancia de no dar nada por hecho, Protess elegía varias de esas cartas, se las entregaba a los estudiantes y estos trabajaban con ellas. Pero en una ocasión, la teoría periodística fue más allá. 

Agosto de 1982. Dos personas aparecen muertas en el parque Washington de Chicago. Un joven de 27 años llamado Anthony Porter, por aquel entonces miembro de una de las bandas callejeras de la Wind City, es acusado por un testigo presencial. Porter decide ir a la policía para contar su versión de los hechos pero es arrestado. Para completar el desastre, el abogado de Porter no acude el juicio. Se había quedado dormido. 

El juez Robert L. Sklodowski condena a Porter a la muerte.

Año 1998. Hacía mucho tiempo que el profesor Protess llevaba a cabo una técnica periodística para conseguir que su investigación fuera más completa y llegara más lejos. Tal y como lo relata enLos elementos del periodismo” de Bill Kovach y Tom Rosenstiel, Protess realiza una serie de círculos concéntricos en la pizarra en los que va introduciendo los documentos, fuentes secundarias, testigos, artículos de prensa, otros sospechosos…el resultado final fue cuanto menos sorprendente, Porter –que ya llevaba más de una década en prisión- era inocente. 

Protess y sus alumnos de la universidad descubrieron que el hombre que había acusado a Porter, William Taylor, no estaba seguro de haber visto a Porter asesinando a la pareja. El estudiante Tom McCann y el investigador privado Paul Ciolino hablaron con él, mientras otro estudiantes de Protess observaba un dato nada oculto: el asesino era zurdo y Porter era diestro. 

Un mes después, la mujer de Alstory Simon no tuvo más que confesar que ella había visto a su marido cometer el crimen. La conversación de un sobrino de Simon con los futuros periodistas había sido clave. El chico había escuchado a su tío decir como había eliminado a aquellas dos personas. 

Porter fue liberado y sus cargos se eliminaron un mes después. Había pasado 17 años esperando su último día. Unos estudiantes le habían salvado la vida. En 48 horas iba a ser ejecutado.

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